martes, 19 de mayo de 2015

La ninfa

Hay un bosque cerca de mi hogar, tiene un río y 8 diferente cascadas, solía ir desde que era un niño con mi hermano mayor a seguir los caminos, acampar o simplemente hacer algo mas que jugar en la supernintendo, después de que el murió voy todas las semanas pues ahí están sus cenizas.

El viernes 29 de abril la vi por primera vez mis ojos la recorrieron y la conocieron desde su cabello castaño que caía liso en sus hombros hasta la dulce curva de su cintura y la redondez perfecta de sus nalgas, no muy grandes, no muy pequeñas, sus piernas eran delgadas, contoneadas, largas, sus tobillos eran delgados, y sus pies muy delicados. A medida que me iba acercando me fui dando cuenta de que la desnudes abrazaba su cuerpo, ella sabía que yo estaba ahí y cuando decidió regalarme una mirada, una sonrisa, pude ver sus pechos eran bastante chicos la verdad pero también eran levantados, con unos adorables pezones, pequeños, rosados, como un par de botones para adornar su cuerpo de muñeca, estaba paralizado entre mi erección y el asombro, quería tener a esa mujer en mi cama, quería follarla en ese momento, bajo la cascada. Ella simplemente se acerco a mi y acaricio mi rostro a medida que se iba acercando a mi. Sentía desesperación por quitarme la ropa, por desnudarme ahí pero justo cuando empecé a desabotonar mi camisa, ella sonrió otra vez, con esa mirada pícara y beso mi cuello para luego salir corriendo hacia lo profundo del bosque y perderse de mi vista en menos de un parpadeo.

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